Seguidores del paredón

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sábado, 27 de agosto de 2011

Juan Barreto Cipriani, el maní es así...

En las últimas apariciones públicas de Juan Barreto ha quedado demostrado, una vez más, que ni la tos ni el dinero se pueden ocultar. El “gordo Juamba”, como lo llaman sus testaferros y aduladores, a consecuencia de sus típicas crisis de ansiedad ha engordado tanto  o más que aquellos viejos dirigentes  de Fedecámaras, de los que tanto se mofan los caricaturistas de izquierda. Sin dudas, se está comiendo todo lo que robó.

 Después de instrumentar una vil patraña en la que demandó a la empresa de maletín que él y sus secuaces crearon para negociar los famosos aerostáticos, Barreto salió librado, por obra y gracias del comandante presidente, de la imputación realizada por la Fiscalía en relación con la fraudulenta  adquisición de los globos dirigibles del proyecto Sistema de Vigilancia Aérea del área metropolitana de Caracas. No obstante, aún quedan  muchas irregularidades de su gestión por investigar.

Una comisión designada por las actuales autoridades metropolitanas,  a cargo del ex Contralor General de la República, Eduardo Roche Lánder, detectó presuntas pérdidas administrativas por el orden de 320 mil millones de bolívares en la gestión de Juan Barreto. Entre otros gastos se detectaron 8.500 bolívares fuertes para la construcción de glúteos y 4.500 bolívares fuertes para la compra de carritos de perros calientes.

Con ese dinero pudieron haberse construido cerca de 50 mil viviendas para los caraqueños, contratar 80 mil policías para acabar con el delito o construir 500 escuelas.  También se denunció que se entregaron 8.500 bolívares fuertes para "reconstrucción de glúteos". La denuncia fue hecha con pruebas en las manos durante una rueda de prensa y llevadas a la Fiscalía.

Biografía no autorizada
de Juan Barreto Cipriani

Juan Barreto, a pesar de su aguda dislexia, logró llegar a la Escuela de Comunicación Social de la UCV y graduarse a duras penas. Allí mantuvo su militancia en la Liga Socialista, a la cual había llegado en el liceo después de un leve coqueteo con el PRV. En la universidad se unió a un grupo de estudiantes contrarios a los partidos tradicionales, que luego se conoció como la Plancha 80.

Allí hizo muy buenas migas con Francisco “Kico” Bautista, alías “el niño rata”, quien más tarde se convirtió en su protector y orientador gremial. Se inició como preparador en las aulas de clase de la Escuela de Comunicación Social. Una vez graduado pasó a ser profesor contratado. Lo cual no es muy difícil en una UCV cuyos cargos docentes responden más a las conexiones políticas que a las credenciales académicas.

De la mano de Kico entró en la Editora El Nacional, cómo colaborador de la Revista Feriado. Posteriormente, se convirtió en coordinador y director de mencionada publicación dominical. Su especial y carameloso estilo de adulador profesional lo hicieron ganarse la simpatía de Miguel Henrique Otero y su primo José Calvo Otero. Pero eso no duró mucho. Un lamentable suceso en el que Barreto apuñaló a un joven en una fiesta en casa de una fotógrafa, hija de un maestro del periodismo, manchó el expediente de Juamba.

Otero Castillo contrató  al argentino Sergio Dahbar para que pusiera orden en el contenido informativo y editorial. Y, además, para que “hiciera limpieza”. En el caso de Juan Barreto a Dahbar se le hizo fácil. Un tipo desordenado, con muy mala ortografía y pésima redacción. Además, le guardaba una factura por haberle bombardeado la tesis de grado a su condiscípulo Hugo Prieto, quien había presentado como trabajo de grado “Domingo, Hoy”, una publicación que dirigió, ni más ni menos que Sergio Dahbar.

Para hacer la historia corta, botan a Barreto de El Nacional y su entrañable amigo Kico lo recomienda a un colega para que trabaje con el novato a candidato presidencial Hugo Chávez. Juamba inicia así su carera en el chavismo y en la revolución bolivariana. A falta de pan, buenas son tortas. Comienza a ser coordinador de prensa e imagen del hijo de Sabaneta. Pero su problema de ansiedad lo hace ser irresponsable y muy poco disciplinado ante los requerimientos del militar. Esto hace José Vicente Rangel, una vez que obtiene  importantes recursos financieros para la campaña, le exija a Chávez la sustitución de Juamba.

Pasa el tiempo, Chávez llega al poder y por agradecimiento con el “gordo”, le continúa dando oportunidades. Lo pone al frente de la OCI (hoy Minci) y le da la misión de crear un diario: “El Correo del Presidente”. El ya fallecido periodista Freddy Balza solicita que se investigue el manejo que hace Barreto del dinero que vía partidas secreta administra para la publicación del novedoso periódico. Este hecho originó un fuerte impasse entre los dos periodistas delante de Chávez en las instalaciones de RNV, cuando Aló, Presidente se trasmitía desde sus estudios en La Florida.

Una nueva oportunidad le da Chávez a Barreto. Lo pone en puesto salidor en las listas de diputado a la Asamblea Nacional. Allí manguarea como los buenos. No obstante, se mueve audazmente durante el golpe del 11-A, y una vez superada la emergencia constitucional, Chávez lanza  a la Alcaldía Metropolitana. Allí deberá sustituir a su viejo jefe en El Nacional, Alfredo Peña. Por cierto, con todo y el desastre administrativo que Peña dejó, Barreto siempre fue  muy cuidadoso sobre las denuncias al respecto.

Una vez en la Alcaldía Mayor, Juamba hizo y deshizo. Se rodeó del grupo Tupamaro. Convirtió el Palacio Federal en el centro de reunión de amigos y hasta de enemigos. Celebró fiestas a puerta cerrada que rayaban en orgías. El propio Freddy Bernal, su vecino en la Alcaldía de enfrente lo criticó públicamente  por  los continuos desnalgues frente a la Plaza Bolívar. Y mediante Elsy Ferrer, viuda de un entrañable amigo,  y su hermana Ana se dio a la tarea de invertir en bienes y raíces. Entre esas compras está “El Maní es Así”, un viejo antro en Sábana Grande que Barreto siempre soñó regentar. Allí pasó momentos inolvidables con Blanca y sus amigos.

Reconcialiarse con su admirado Miguel Henrique Otero fue otro paso importante para Barreto. Desde la Alcaldía Mayor formalizó sus relaciones comerciales con El Nacional de sus desvelos. Alejandra Otero, hija de MHO, se convirtió en su agencia de publicidad. Asimismo, Antonieta Jurado, actual mujer de MHO, pasó a ser la manger formal de Barreto. Sin dudas, el dinero le ha permitido a Juamba conservar una importante cuota de poder social y político. No en balde financia un par de emisora "comunitarias" en FM y algunos folletines revolucionarios. Aunque hay quien asegura su participación accionaria en El Nacional.

2 comentarios:

  1. A este Barreto yo le di mi voto y me decepciono. Este carajo sobrefacturaba los cheques de la alcaldia y el remanente se los quedaba. También es verdad que regalaba plata para las carajas para que se hicieran las tetas y las nalgas. Gordo de mierda no sé porqué no estas preso. Que impunidad. Ahora ya ven pq esta tan gordo. Comiendose sus reales. Hasta compro el mani que ladron.....

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  2. que despreciable, como se puede ser tan corrupto ? como le puedes hacer tanto daño a tu nacion por favorecerte vanalmente a ti y a otras personas ? --- Yo no vote por barreto y no lo hare, porque la mayoria de los joyas destacas en el gobierno oficialista mas que solventar los problemas de los Venezolanos, Saben es robar, para eso si son eficases ! SAludos

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